El territorio que hoy ocupa
Higuera de Calatrava fue ganado por el rey D. Fernando III el Santo en agosto
de 1225 por un pacto por el cual fueron cedidos los castillos de Andújar,
Martos y otros de menor importancia; sólo tres años después, el 8 de diciembre
de 1228, en presencia del Maestre calatravo Gonzalo Ibáñez fueron dados a la
Orden de Calatrava Martos, Porcuna, Víboras y veinte yugadas de tierra en
Arjona1. Como lugar de
Martos, la Higuera figurará como un anejo hasta finales del siglo XV cuando se
constituirá el concejo y más tarde será villa tras la concesión de su Carta de
Privilegio en el 1600. Sabemos que la población estuvo dotada de castillo desde
las primeras noticias que hay de ella. Según los hermanos Castillo Armenteros
el castillo de la Higuera como los de Jamilena y Fuensanta posiblemente serían
levantados de nueva planta por los calatravos para dotar de seguridad a la
nueva e inestable frontera del reino de Castilla con el de Granada2.
Aunque la frontera entre ambos
reinos estuvo bastante fija en nuestra zona desde el siglo XIII al XV (salvo
algunas conquistas y pérdidas de Alcaudete y la conquista de Alcalá la Real),
se dieron varias incursiones de moros en las llamadas “razzias”, y son
dos las más graves de las que se han hecho eco las crónicas históricas y en las
que la presencia del castillo no fue suficiente para la defensa del pueblo.
La primera fue en febrero de
1408, al inicio del reinado de D. Juan II de Castilla. El rey de Granada Mohamad
intentó amenazar la Ciudad de Jaén poniendo sitio al lugar de Setenil, pero
falló en su empresa y en su retirada y ante la desagradable impresión que la
muerte del caudillo Raduan había causado en Granada quiso indemnizarse Mohamad
intentando tomar Alcaudete, a la que puso sitio con siete mil caballos, doce
mil peones y máquinas de guerra. El conde de Alcaudete, D. Martín Alonso de
Montemayor, despreció la posible rendición y se vio apoyado por el Alcaide de
Martos y otros ricohombres de Jaén y Córdoba. Ante el gran número de tropas
musulmanas congregadas en el sitio de Alcaudete se hicieron necesarias
provisiones de víveres y forrajes, así que se enviaron dos divisiones, una de
mil caballos a Alhendín y otra de dos mil a la Higuera de Martos3.
Toda la zona estaba prevenida con espías de la posibilidad de estas incursiones
y así fue socorrida Alhendín, pero la división que se acercó a la Higuera entró
en la población sin encontrar resistencia. Toda la división quedó en la orilla
del Salado mientras cargaban los víveres y forrajes y sólo trescientos caballos
se dirigieron a la Torre Benzalá. Los moros sembraron el terror en toda la zona
y algunos aldeanos se acogieron a los muros inmediatos de Porcuna, donde se
encontraba el conde D. Fadrique. Rápidamente se armó y mandó que acudieran a la
Higuera D. Luis Mexía y D. Rui Barba con diez caballos para conocer lo que
estaba sucediendo. Así lo hicieron y divisando el pueblo desde un cerro cercano
vieron cómo los moros abandonaban cargados el pueblo y lo dejaban incendiado,
transmitiendo las noticias al conde D. Fadrique. Junto con su hermano D.
Enrique y con algunos caballeros venidos de Úbeda y Baeza así como algunos
escuderos (no llegando a cien en total) se acercaron a la Higuera y resolvieron
atacarlos al grito de “¡Santiago, Santiago!”. Arremetieron contra la escolta
que guardaba la recua o animales que cargaban lo saqueado y mataron a doce
mahometanos. Escaparon corriendo los moros avisando a los escuadrones de su
parte que tomaron posición en los márgenes del Salado, por lo que no tardaron
en aparecer una multitud de jinetes viendo la escasa fuerza de los cristianos.
Aún así D. Enrique pasó el Salado y los obligó a replegarse hasta el Monte Lope
Álvarez. Tomaron los cristianos a un moro por el que supieron que allí se
guarnecían quinientos caballos y dos mil infantes mahometanos, por lo que se
retiraron los cristianos esperando a las fuerzas de D. Fadrique. Fracasada la
celada que preparaban los musulmanes salieron tras los cristianos hasta que
chocaron con ellos y por su valentía salieron victoriosos los cristianos
matando a doscientos mahometanos y dejando ciento veinte acémilas cargadas; los
cristianos perdieron treinta caballos sin perder ningún hombre. Vencida la
batalla regresó el conde D. Fadrique con sus fuerzas a Porcuna4.
La segunda entrada de los moros
en la Higuera de Martos fue mucho más grave, y sucedió la mañana del domingo 29
de septiembre de 1471, al final del reinado de D. Enrique IV de Castilla. El
rey de Granada Muley Hacén mandó una columna tres mil caballos aprovechando las
discordias entre algunos sectores de la frontera del reino de Jaén para así
entrar en la zona de la Orden de Calatrava con el consentimiento del conde de
Cabra y del de Alcaudete. Amanecieron los moros sobre los pueblos de la Higuera
y Santiago. Ambos fueron quemados y sus habitantes asesinados o llevados como
esclavos a Granada sin que la guarnición que en el castillo de la Higuera había
pudiera hacer nada para evitarlo. El Condestable de Castilla D. Miguel Lucas de
Iranzo dio detalles de lo ocurrido al Papa Sixto IV el día 15 de octubre de
aquel año en una carta dirigida a Roma pidiendo limosna para la defensa de Jaén
e indulgencia plenaria para los soldados que alistase para vengar lo ocurrido.
Explicó cómo los vecinos fueron sorprendidos en sus camas por ser domingo y que
despertados por el fuego del incendio muchos se quemaron en sus casas y otros
caían en las armas de los moros intentando huir, los moros forzaron y violaron
a las mujeres, y maltrataron y mataron a los hombres, ancianos y niños. También
entraron en la iglesia, y en ella asesinaron a un cura que estaba cantando misa
en una capilla y a un fraile que se encontraba en la sacristía, acuchillaron las santas imágenes, deshonraron
el crucifijo, quemaron la figura de Nuestra Señora y cometieron otras muchas
blasfemias en el templo sagrado. Fueron saqueadas y quemadas todas las
haciendas y ganados que había en los pueblos y sólo en Higuera se salvaron unos
pocos vecinos que se hicieron fuertes en la Torre de su castillo. Se estimaba
que serían unos 400 los prisioneros que se llevaron los moros y posiblemente
más los asesinados en total5. El Papa le concedió al condestable la
indulgencia que pidió y se mostró muy dolido por lo ocurrido en el pueblo.6
Por su parte el Padre Francisco de
Vilches se referiría a estos hombres como mártires de la fe7.
Esta última incursión obligó a la
repoblación de la aldea con gentes de poblaciones cercanas como la Torre
Alcázar, Fuencubierta y sobre todo de la villa de Martos, así mismo se le
concedería poco después también el Concejo para administrar el lugar logrando
cierta independencia de la villa de Martos a la que seguía perteneciendo8.
Once años más tarde, con Dª. Isabel I de Castilla en el trono, se iniciaría la
fase final de la Reconquista con la toma del reino de Granada, poniendo fin a
los peligros de incursiones musulmanas en las tierras de la Orden de Calatrava.
1 Gutiérrez Pérez, J. C. “La delimitación concejil de
la encomienda de la Peña de Martos (siglo XV). Aproximación a la organización
territorial de la Orden de Calatrava en Andalucía”. La Gobernanza de la
ciudad europea en la Edad Media. Solórzano Telechea, J.A. y Arizaga
Bolumburu, B. Logroño, 2011; p. 202.
2 Castillo Armenteros, J.C. y Castillo Armenteros, J.L.
“La organización militar de la Orden de Calatrava en el Alto Guadalquivir a
través de las investigaciones arqueológicas”, Arqueología y Territorio
Medieval, num. 10.2. Jaén, 2003; p. 185
3 Lafuente Alcántara, M.; “Historia de Granada”. Baudri
Librería Europea, Tomo II. París, 1852; p. 18
4 Argote de Molina, G., “Nobleza de Andalucía”, Nueva
Ed. Ilustrada. Jaén, 1866; p. 293
5 Lafuente Alcántara, M.; op. cit., p. 174
6 Álvarez, J. “Sucesión Pontificia, Epítome, Historial
de las vidas, hechos y resoluciones de los Sumos Pontífices desde San Pedro,
primer vicario de Christo hasta nuestro Santísimo Padre Benedisto XIV”. Madrid,
1746; p. 265.
7 Vilches, F. de. “Santos y Santuarios del Obispado de
Jaén y Baeza” Madrid. 1653; p 158.
8 Gutiérrez Pérez, J.C.; op. cit., p. 210
Jesús Morales Quesada
Artículo publicado en el programa de festejos de la Feria y Fiestas en honor a San Roque y San Sebastián. Higuera de Calatrava, agosto de 2012